sábado, 13 de diciembre de 2014

UNO

Conocí a alguien, que lloró, cuando supo que no podría bailar más. Viejos fantasmas, podéis largaros ya. Os doy permiso. Acabo de romper vuestras cadenas. No hace falta que volváis, porque sé que no os voy a echar de menos. Es una certeza. Y no miréis atrás, porque yo ya he cogido otro camino, y no pienso quedarme mirando como os esfumáis. Tengo un montón de cosas por hacer. No vengáis a verme en forma de canciones tristes, ni de madrugadas de soledad. No os molestéis, porque hoy he aprendido a no querer dejar nunca de bailar.

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