lunes, 26 de enero de 2015

TRES PASOS HACIA ATRAS

A veces ando como los cangrejos. O casi, porque los cangrejos andan siempre en el mismo sentido, aunque sea distinto del nuestro, y yo, a veces, doy un paso hacia adelante y tres hacia atrás. A veces doy tres pasos hacia atrás, simplemente para mirar todo lo que he conseguido. Poco o mucho, bueno o menos bueno, sean éstos acertados o equivocados, a veces vuelvo sobre mis pasos. Y aprendo cosas. Y me doy cuenta de lo que hice mal. Y me regalo un par de besos por mejilla por lo que hice bien. Y si tengo un mal día me quedo muchas horas pensando en mis errores, y si tengo un buen día, me limito a saludarlos. Otras veces, doy tres pasos hacia atrás, porque me secuestran la nostalgia y los recuerdos. A veces buenos, a veces malos. A veces lloro de tristeza y a veces, de alegría. Y aunque puedan parecer demasiados " a veces" no son más que el reflejo de miles de momentos vividos de mil maneras diferentes, con miles de perspectivas, y miles de sentimientos, a veces, de nuevo, encontrados. Hay momentos en que los pasos hacia atrás me devuelven una dosis extra de fuerza y energía. Por el contrario, en algunas ocasiones no me dejan avanzar. Tres pasos hacia atrás. Lo importante no es el número de pasos. Ni siquiera es demasiado importante tropezar, caerse, o tener que dar marcha atrás en algún momento. Mientras siga en una misma dirección, todos los pasos serán bienvenidos. Lo malo es caminar y caminar y caminar......y dar vueltas alrededor de un círculo que sólo gira en torno a uno mismo. Puedes dar mil pasos hacia adelante, que si lo haces en un bucle, nunca llegarás a ningún sitio. ¿ tengo clara cual es mi dirección? ¿si?. Entonces, ¿que más da si me he caído mil veces y me he levantado dos mil? ¿y que más da si he tenido que dar tres pasos hacía atrás para coger impulso para poder dar un nuevo paso hacia adelante? ¿Y que más da si voy mas despacio o más rápido?, ¿ y que más da si camino como los cangrejos? ellos consiguen llegar a su destino también aunque sea de otra manera!

sábado, 10 de enero de 2015

MI MOMENTO CIGALA

Si lo pienso bien, paso por varios momentos " cigala" a lo largo de mi vida. Uno de ellos en Navidad, por ejemplo. El motivo es evidente. Me las suelo comer, las cigalas, quiero decir. Igual de evidente que mi momento cigala de Bodas, bautizos y comuniones, por ejemplo. Otros momentos cigalas, podrían ser todos aquellos en los que me encierro en mi caparazón. Lo cual suele ocurrir, por ejemplo, cuando siento miedo. Miedos diversos. El miedo a la vida misma por ejemplo. O el miedo al futuro. O el miedo al miedo. Que es el más terrible de todos lo miedos. Otro momento cigala, podría ser cuando me quedo con un ojo mirando a Cuenca y el otro a Coruña, victima de la sorpresa que me produce algo. O de la perplejidad. Las cigalas no se sabe muy bien a donde miran si se fija uno detenidamente. El más estelar de los momentos cigalas de mi vida, es sin duda, cuando me enrosco sobre mi misma. Muchas veces por pereza, otras porque me encuentro agusto agazapada y escondida por momentos. Cuando quiero resguardarme del frío de dentro y de fuera, o cuando quiero regalarme unos minutos antes de saludar al mundo un nuevo día. Tengo bastante de cigala, si me paro a pensarlo. Y por último, otro momento crustáceo, por no repetirme tanto, podría ser perfectamente uno como este. Cuando rescato de mi discografía de las emociones este tema de " diego el cigala", y me dedico a descubrir con un punto de extrañeza e inquietud que me gusta escucharlo. Quizás porque la entradilla me resulta armoniosa, desgarradora y llena de sentimiento. Y mira que no es el estilo de música que yo suelo escuchar, pero, es que esta canción me transmite algo, y no sé bien que es. Esta tarde, mientras me dedicaba a revisar las entradas de mis dos blogs, y pensaba que el día ha sido tranquilo y sosegado, ha venido a rescatarme de mi letargo emocional este momento cigala! Prohibido comersela, basta con escucharla!

viernes, 9 de enero de 2015

EMPEZAMOS DE NUEVO!

Después del ciclón de las fiestas de Navidad, vuelta a la normalidad. Y con los bolsillos llenos de nuevos propósitos, nos disponemos a seguir adelante, pegando pequeños saltos en cada hoja del almanaque,así como si no hubiese pasado gran cosa. O como si hubiesen pasado muchas grandes o pequeñas cosas. Eso depende de cada uno. No está nada mal lo de los deseos para el nuevo año. Porque aunque algunos de ellos no podamos cumplirlos, por más que nos empeñemos año tras año, todos y cada uno de ellos nos recuerdan que es posible seguir alimentando sueños, seguir inventando todos y cada uno de nuestros nuevos amaneceres, y seguir haciéndonos propuestas para mejorar nuestras vidas, y las de nuestro alrededor. Y lo malo es estancarse siempre. Lo malo es perder la capacidad de ilusionarse, perder las miras y ver los horizontes grises. O no ser capaces de verlos, que es aún peor. Con la resaca emocional y neuronal de las fiestas que ya han pasado, y dando un poco de margen a la improvisación, podremos empezar a rellenar cada una de las páginas en blanco, que tenemos por delante, y escribir, quien sabe, el libro de " el mejor año de nuestra vida". Solo hay que cargar bien la tinta de nuestra pluma vital y cotidiana, y estar dispuesto a escribir, relatar, guardar y plasmar para siempre miles de minutos, latidos y experiencias!