sábado, 27 de diciembre de 2014

CINCO

Hoy ha sido antes el huevo que la gallina. Lo primero la música y después, las letras que me salgan. Normalmente suelo hacerlo al revés. Pero hoy, no sé si es este dolor de cabeza que me acompaña desde hace un rato, que he pensado darle la vuelta al puzzle. Las piezas encajan igual. Lo que tienen los puzzles emocionales. Al final todo son momentos superpuestos. Llueve fuera. Un aperitivo antes de comer con unas amigas a las que hacía mucho tiempo que no veía me ha alegrado mucho. Por la tarde voy a ir a un espectáculo de magia en la casa de la cultura con uno de mis sobrinos. Y mañana toca currar. Pero tengo una gran suerte de compartir guardia con una amiga a la que quiero mucho, y ella lo sabe. Y esto también me alegra mucho. Ayer fui a mi primer ensayo con el coro de la parroquia, después fuimos a tomar algo a un bar del pueblo que se traspasa y allí siguió la fiesta con las guitarras hasta bien tarde. Creo que era pasada la una cuando metía la llave por la puerta de casa, en estado de zombidificación, todo hay que decirlo, porque llevo unos días durmiendo más bien poco. Creo que me estoy pasando con los polvorones, a veces, las menos de las veces, caen de uno en uno, a veces, las más de las veces, de dos en dos. Pero ¿que es una navidad sin polvorones? Ya tendré tiempo de recuperar forma física en enero, cuando vuelva a la piscina, y empiece las clases de pádel. De momento toca disfrutar de estas Navidades rarunas. Y las cosas, hay que ir haciéndolas poco a poco, cada una cuando toca. Asi que voy a por otro polvorón! Lameruza!

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