domingo, 26 de octubre de 2014

SABER MIRAR

Hoy estoy perezosa hasta para escribir, y digo " hasta" porque normalmente no me cuesta. Y eso que podría encontrar miles de motivos y miles de historias, pero debe ser que este " verano otoñal" que está sobre el mapa del telediario, me ha derretido las neuronas. O que después de mi última guardia no me quedo más que una, y la pobre está tumbada al sol, que es otra posibilidad. Y eso que estamos casi en noviembre! Pues esta tarde, de domingo, después de comer, hemos cogido la correa de coque ( mi nueva mascota compartida!) y nos hemos ido mi cuñado, mi peluche, coque y yo a vagabundear por la playa de Rueta un rato. Llegar hasta allí ya nos ha costado un rato por varios motivos. Primero, porque coque tiene ocho meses y solo quiere saltar y jugar. Segundo, porque aunque solo tenga ocho meses ya es casi mas grande que yo (¿?) y yo estoy acostumbrada a mi tita, que me la puedo echar al hombro cuando quiero atusarla un rato, y se deja. Tercero, porque hemos tenido que atravesar un buen trecho de malezas y otro tanto de piedras que resbalaban un montón para poder llegar a la playa. Cuarto, porque en algún sitio leí que para educar a los cachorros había que darles recompensas y se me ocurrió llevar mi bandolera llena de salchichas. Y quinto, porque coque se entretenía a cada paso con cualquier florecilla o desecho humano-animal- o extraterrestre, que vaya usted a saber. Total, que " pa habernos matao"! Pero lo hemos pasado bien, ha merecido la pena el paseo. Al llegar a la playa estaba subiendo la marea y coque se ha metido en el agua hasta la panza. Y luego hemos tenido que echar a correr antes de lo previsto, porque va a ser que la marea estaba subiendo demasiado rápido. Como están saliendo estos días tan soleados y tan calurosos para estar en la hoja del calendario que estamos, hay que aprovechar estos momentos. Da gusto levantarse por las mañanas y ver la luz del sol perfilándose justo allí en la linea que une el cielo con el mar. Y lo dice una que hasta hace poco era más bien de secano. Pero hay cosas que no pasan inadvertidas a ningún ojo ni a ningún espectador. Sobre todo si se sabe mirar. Si se sabe mirar. Vaya cosa. Cuántas veces tenemos delante de nosotros todas las respuestas a nuestras preguntas, pero no las sabemos mirar. Cuántas veces no las sabemos mirar por prisas, por tedio, por falta de tiempo, o por desilusión. Cuantas veces, lo que nos han faltado, son unos minutos de serenidad para quedarnos a solas con nuestras miradas del mundo, aquellas que defendemos, aquellas que tememos, aquellas que queremos cambiar, aquellas que nos han cambiado solas por la propia experiencia, o aquellas que querríamos llegar a tener. Cuántas veces hemos desaprovechado o sí hemos sido capaces de aprovechar las miradas de los que miraron antes que nosotros y tienen bastantes más respuestas que nosotros. Cuantas veces vemos, pero no miramos. Mirar implica dedicar unos segundos, quedarse en silencio, fijar los ojos y la atención, y saber mirar implica además, fijar el corazón en ese punto exacto donde estás mirando. Mi amiga tita, que os diré, con muchísima alegría, que superó la revisión que tenía pendiente en el veterinario!, y todos sus análisis dieron perfectos y ha vuelto a ser mi pequeña saltinbanqui repleta de energía y vitalidad, esta sentada ahora aquí a mi lado, y me está observando mientras termino de entrelazar estas letras,creo que me está pidiendo su tiempo diario de juegos, que le corresponden por derecho y yo le doy encantada. Si intento verla con el rabillo del ojo puedo intuirla aquí a mi vera. Si la miro en lugar de simplemente verla, me devuelve una dosis extra de ternura con sus bigotes despeluchados. Y con esto, como con todo. Si simplemente veo las cosas, las personas, las experiencias que hay mi alrededor, me estoy perdiendo muchas emociones. Si además las miro, estoy ganando un puñado de experiencias y de latidos. Y si además de todo esto, las sé mirar, estoy ganando sabiduría, serenidad, razones, motivos, consuelos y respuestas. A veces, incluso se puede saber mirar con los ojos cerrados, y si no lo creéis no tenéis mas que darle al play, subir el volumen y dejaros envolver por la música de hoy. Seguro, que más de uno y más de dos, es capaz de "mirar" con sus pensamientos mientras escucha la canción, algún rostro querido, algun recuerdo que esta guardado en su corazón, alguna promesa escondida o algún sueño por rescatar. Y si no, hacer la prueba valientes!

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