martes, 4 de marzo de 2014

ADIOS CORDEL!

Después de unas horas de angustia, desasosiego y vigilancia permanente a todos y cada uno de los movimientos de mi pelusita, ayer por la mañana emprendí una maniobra de exploración del arenero de mi amiga. Y no me costó nada la tarea por ardua que parezca porque la hice encantada. Y allí, entre medio de las cacas de mi tita, estaban los restos del cordel! Yuhhuhh!!! Hoy he vuelto a explorar su arenero, pero ya no había restos inorgánicos, así que supongo que ya lo habrá expulsado todo. Hoy es martes de carnaval, y no tengo que ir a trabajar! llueve, y llueve y vuelve a llover. Y parece mentira que ya estemos en marzo, el mes de las florecillas, que ahora mismo estarán chuchurrías perdidas, de tanto agua. He adquirido una costumbre un poco insana de madrugar este año que llevo trabajando a turno fijo de tarde. Duermo bien, como un cesto, pero llego tan cansada por las noches del trabajo y las dos horas de coche diarias, que a las once y media más o menos ya estoy dormida. Y claro, a las ocho y media en pie. Si me paro a pensarlo, no está nada mal, porque haciendo números, creo que duermo nueve horas diarias, y además tengo la suerte de que suelo dormir de tirón, no escucho ni el despertador que hay en mi misma habitación y ha estado sonando durante dos años antes de las siete. Y no por mi, sino por mi peluche, que duerme a mi lado, pero yo, nada, ni me entero. Ni se que suena. Como es posible? Total, que duermo nueve horas de tirón al día. Mas bien tirando a poco. Pero he perdido mi vida nocturna. Antes también dormía nueve o diez horas al día, pero me acostaba a las dos o a las tres o a las cuatro, y no me levantaba antes del mediodía. Y las mañanas se me hace muy largas y un poco sosas. No hay nada que hacer por las mañanas. En cambio por las noches hay miles de posibilidades. Cuando trabajaba de guardias y llevaba una vida más desordenada pero más chachi para mi, a veces veía pelis de terror hasta las tantas, a veces hacia bici a las tantas, a veces escuchaba música leyendo un libro de terror también, tirada en el sofá con una manta hasta las tantas, o a veces me pasaba en el ordenador hasta las tantas. Cosas buenas todas ellas para hacerlas a las tantas y no a las nueve de la mañana!. Como voy a tirarme en el sofá a ver como unos zombis medio muertos de hambre se esconden en un parking y dan mil sustos a todos los que andan por ahí a las nueve de la mañana??? No puede ser. Además hay otro problema añadido jolín, y es que yo no tengo mucho hambre cuando me despierto. Si me despierto a las doce, genial, porque tomo un café con leche y alguna magdalena o similar, y tiro hasta la comida. Pero, si me levanto a las ocho? Pues soy yo la que tengo un zombi rugiendo a las once dentro de mi!. Total, que levantarse a las ocho y media, por mucho que haya dormido nueve horas es algo insano para mi. No tengo hambre, y después tengo un monstruo dentro de mi. No puedo hacer ninguna cosa chachi, y encima a las once de la mañana, carretera! y hasta las diez de la noche no estoy de vuelta a casa. AINS.

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